lunes, 1 de diciembre de 2014

INDEPENDENCE ~ Shelly Crane. *TRADUCCIÓN* Capítulos 6, 7 y 8. [Español]

Capítulo 6.
Caleb.

Maggie tenía las tazas de jugo y yo las cajas con panqueques. Subimos las escaleras y yo veía sus vaqueros al subir.
Me quedé mirando un agujero en sus pantalones.
Ella sintió el calor de mi mirada, pero no dijo nada. Se escuchó mis pensamientos, tampoco dijo nada al respecto. La oí reír y decidí dejar las cosas así y no buscar en su mente la razón de la risa. Probablemente era por mí… mirando un agujero… en sus pantalones vaqueros.
Se echó a reír abiertamente y se volvió en inesperadamente. Estaba un escalón más que yo, así que estábamos a la altura perfecta. —Lo entiendo —bromeó—. Tengo unos buenos pantalones.
—Es cierto, pero eso que hay en los pantalones me está volviendo loco —dije. Sonrió y se inclinó para besar la punta de mi nariz.
—Va a ser imposible esta semana, ¿verdad? —dijo sin aliento.
—Sí, señora —gruñí.
—Compórtate, Jacobson —me regañó y sonrió. Se inclinó y me besó en los labios. Luego se volvió, había una sonrisa en su rostro, y llamó a la puerta.
The girl was running a few cylinders short and it was showing. She was beat. Se sentó en el borde de la cama y aceptó el plato que le tendí. Inhaló y gimió. —¡Panqueques! ¿Bromeas? ¡Podría besarte!
—Pero no lo harás —dijo Maggie y se señaló.
—No en este momento —dijo Beck riendo—. Estoy luchando contra el sueño, y no podría hacerlo con una persona. Estás a salvo por ahora, chico universitario.
Maggie rodó los ojos y le dio el jugo. Ralph ya estaba inclinado abajo, no esperando nada.
—Ah —gruñó cuando mordió—, incluso yo podría darte un beso. Muero de hambre.
Me eché a reír. —Prefiero que ninguno de ustedes me besen, para que lo sepan.
—Boo —se quejó Beck pero sin levantar la vista de su plato.
Maggie se sentó en la cama, con la barbilla apoyada en su mano, y vio como los dos comían, con una concentración maternal y linda. Me puse de pie junto a la pared, apoyado en la vieja pared marrón, y observé a Maggie verlos. Íbamos a casa hoy. A mi casa. Maggie no había estado allí antes, y yo estaba tan dispuesto a que su olor y su voz se arrastrara a través de mi espacio.
Finalmente, ella me miró y sonrió. Entonces puso sus ojos en blanco y miró de nuevo a Beck. Así que ella estaba escuchando mis pensamientos. Es bueno saberlo.
Tan pronto como Beck terminó, esperó por nosotros. Pidió llamar a sus padres.
—Beck —Maggie comenzó lentamente—. No creo que les puedas llamar. Estamos… —sacudió su cabeza—, lo siento. Es complicado.
—¿Qué es complicado? —dijo Beck y la miró—. ¿Por qué dices que no puedo llamar a mis padres? Por supuesto que puedo. ¿Qué demonios te pasa, Mags?
Cogió el teléfono. Maggie tomó su brazo. Entonces el infierno se desató.
Maggie tuvo una visión, y ella y Beck y yo la veíamos detrás de nuestros parpados.
Comenzó con una calle oscura y vimos como una cabeza esperaba entre los arbustos como un cobarde. Supe inmediatamente que era Marcus, pero sentí la confusión de Maggie porque no pudimos ver su rostro. Ella no quería creerlo. Quería pensar que habíamos estado equivocados, y que Marcus estaba fuera de nuestras vidas para siempre, pero no sucedería de esa manera.
Dio media vuelta cuando vio que venía un coche. Se agachó. Tan pronto como el coche pasó, se arrastró hacia fuera y sigilosamente se fue por el lado trasero del coche. Con las manos enguantadas, se inclinó sobre el asfalto y se dio vuelta sobre su espalda. Sacó un cuchillo del bolsillo delantero, lo abrió y realmente sonrió como el bastardo que era cuando rozó el lugar del combustible.
Él no lo cortó. No, él quería que se filtrara lentamente para no alertar sobre algún problema. Se volvió y miró alrededor arrastrándose a lo largo de la calle. Beck y Ralph se irían pronto. En su mente estaba decidido. Empezaría con Beck, entonces él pasaría a Vic, teniendo a nuestros mejores amigos y sabiendo que nos culparíamos a nosotros. Entonces él continuaría con Bish y Jen, el padre de Maggie. Vi la pistola en su mente mientras se imaginaba el capturarlos con la guardia baja.
La visión que Maggie había visto de ellos[1]. Sentí a Maggie moverse a través del cuarto. Entonces Marcus sacó la capucha de su rostro moreno y silbó mientras caminaba por la calle como si perteneciera allí. Como si no acabara de tratar de quitarle la vida a la amiga de Maggie. Como si no estuviera tratando de arruinar la vida de mi chica.
Hervía. Apreté mis manos contra mis costados y fue literalmente una cruzada estar allí y no ir a dar casa a ese egoísta…
Maggie estaba temblando cuando la visión se desvaneció. Me alejé de la pared y la tomé por los brazos con suavidad, pero rápidamente llevé mis manos a su cara para que sintiera pleno contacto con mi piel. Contuve mi gemido, pero ella suspiró áspera y fuertemente contra mi cuello. Sus ojos se desviaron hacia Beck, quien estaba con los ojos abiertos y retrocediendo.
Demonios, no, no hagas eso, Beck.
Dejé ir a Maggie, de mala gana, pero me quedé a su espalda mientras ella levantaba las manos para calmar a Beck. —Beck, soy yo.

—¿Qué mierda. Le has hecho. A mi mejor amiga? —gritó con respiraciones entrecortadas. Y me gritaba. Sus ojos brillaban de ira hacia mí por sobre el hombro de Maggie. Esta puso su brazo frente a mí, como protegiéndome. Era lindo, pero este no era el momento de pensar en eso. Pensé que esto era uno de momentos-en-el-que-mi-boca permanecería cerrada. Maggie tenía que contestar estas preguntas. Aparentemente yo era el enemigo.
—Tú… tú me hiciste ver cosas… —comenzó Beck y luego se puso rígida—. ¡Yo sabía que había visto algo! Te dije que vi algo brillante en el aire o lo que sea.
—Beck, puedo explicarlo.
—Por favor. Comienza con lo que te hizo el chico universitario para hacerte un monstruo.
—Cálmate —me escuché decir sin pensar—. Ella no es un bicho raro. No la llames así. Ella te salvó la vida con la habilidad que tiene y se lo debes, y sin más, escucha lo que tiene que decir.
Maggie se apoyó contra mi pecho, casi se hundió en él, mientras que Beck estaba atónita. Lancé una mirada a Ralph, pero él todavía estaba en shock y no hacía nada, pero miraba a Maggie como si ella tuviera dos cabezas. Maldición[2]… esto era exactamente lo que no quería que le sucediera a Maggie; su vida humana y nuestra nueva vida junto a los Aces.
—¿Y bien? —exigió Beck y pisoteó—. Vamos a ello —se sentó en la cama y cruzó los brazos—. Esto va a ser bueno.
Maggie me miró sin poder hacer nada. No sabía por dónde empezar. Así que hice que se sentara en mi regazo mientras me acomodaba frente a la cama de Beck. Empecé por el principio, por el día en el que nos conocimos. Y le conté todo. Yo era el campeón de mi clan ahora y sabía las consecuencias al decirle esto a los humanos. La única razón por la que yo era el campeón era porque mi padre se lo había dicho al padre de Maggie, y aquí estaba, rompiendo las reglas una vez más. Y lo haría un millón de veces más mientras que esa mirada desgarradora se fuera de Maggie.
Le dije a Beck todo acerca de la impresión y lo que Marcus le había hecho a Maggie, sobre California y lo que había ocurrido mientras ambos nos visitaban, y sobre lo ocurrido en Londres. Le dije que Maggie no había dicho nada porque estaba prohibido. Estábamos rompiendo leyes antiguas en ese momento y necesitaba saber sobre Maggie. Que ella era la increíble líder de nuestro pueblo con un regalo asombroso que salvó a gente. Que había salvado la vida de Beck y Ralph.
Ella se sentó ahí y me miró hasta que terminé. Entonces ella miró a Maggie. Su labio tembló, pero se puso de pie. Y se deslizó en sus zapatos y asintió con la cabeza hacia Ralph indicando que lo siguiera.
Demonios.
Él bajó de la cama y los dos se fueron lentamente a la puerta. Ella miró hacia atrás y luego cerró la puerta detrás de ella sin decir nada. Me volví a Maggie que se aferraba a mi lado y me preparé para tomar su ira, todo lo que tenía, con mi toque como lo había hecho en estas cortas semanas.
Después de todo lo que habíamos pasado, me parecía una eternidad.
—Maggie, lo siento mucho.
Ella negó con la cabeza y supe entonces que probablemente nunca iba a ver su ira dirigida a mí. Era demasiado dulce para culparme. Sonrió y sacudió la cabeza nuevamente, pero sus lágrimas salieron. Envolví mis brazos alrededor de chica, pero antes de que Maggie pasara su brazo a mí alrededor, la puerta se abrió con fuerza.
Maggie se quedó sin aliento y saltó de mi regazo, mirando a la puerta abierta. Beck voló a los brazos de Maggie y ambas lloraron y rieron al mismo tiempo mientras se balanceaban. —Quiero estar enojada contigo —admitió Beck y me miró por encima del hombro de Maggie—. Y realmente quiero odiarte.
—Beck —protestó Maggie y se echó hacia atrás—. No lo hagas.
—Déjame terminar. Quiero odiarte, pero no puedo porque… nunca había visto a Maggie así de enamorada antes. Pero sé que tú lo hiciste eso, sea lo que sea, y deseo tanto odiarte por alejar a mi amiga.
—Él no me alejó, Beck. Estoy aquí.
—Estás aquí porque quieres. De lo contrario, nunca me habías dicho todo esto, ¿verdad?
—No. Por supuesto que no. ¿Habrías creído en mí?
—¡No! —chilló Beck—. Apenas te creo ahora.
—Está bien, entonces. Hay una razón por la que hemos mantenido distancia estas últimas dos semanas. Pero yo no sabía que iría por ti —los ojos de Maggie se llenaron de lágrimas—. Beck, no sabes cuánto lo siento.
—Lo sé —suspiró Beck y miró al suelo—. Mags, lo sé, ¿de acuerdo? No tienes que sentirte culpable porque algún vanidoso con complejo de Dios cortó la tubería del combustible. Por lo que debes culparte es por haber mantenido esto en secreto —ambas levantaron la vista y se miraron—. La única manera de no haberme dicho esto era mentir todos los días o alejarte de mí. ¿Ibas a dejar que poco a poco nos alejáramos, y en unos años más yo pensaría que nos cruzamos en el camino? ¿Cómo amigos normales que terminaron las cosas?
—No, no sabía qué hacer. Quería tenerte como amiga, pero también quería tener a Caleb.
—Si el amor de él significa dejarme ir, ¡deberías haberme escogido! ¡Te tuve primero!
—No es así de simple —dijo Maggie entre dientes—. Lo amo, sí, pero tenemos que estar juntos. Nos tenemos que tocas y… —sacudió la cabeza—. ¿Sabes qué? No. Esto no es como una situación de hermanos, ¿de acuerdo? No tendría que elegir. Iba a hacer lo que tenía que hacer para seguir siendo tu amiga, pero es normal, Beck. Para distanciarse, hacen falta más que esto. Cuando encuentres a la persona con la que te vas a casar, ellos se convierten en el primer lugar. Todos los demás están en un segundo plano, como debe ser. ¿No crees que si tú y Ralph se casaran, lo habrías elegido a él antes que a mí?
Rebecca resopló. —No estamos hablando de mí, ¡estamos hablando de ti!
Maggie suspiró. Decidí tomar esa oportunidad para interponerme. —Tenemos que salir pronto. Pueden terminar la discusión en mi casa.
—Oh, ya hemos terminado —dijo Beck, sarcástica—. Estaremos esperando en el coche.
Y se fueron. No podía ver la cara de Maggie, porque se volteó, pero sospechaba que había lágrimas. Su mente estaba tan en blanco como una pizarra vacía. Pero cuando se volvió, su rostro tenía ira, no tristeza. —¿Cómo se atreve? —preguntó.
—Maggie-
—No, ¿¡cómo se atreve!? —se volvió completamente para mirarme—. Está actuando como si hubiese alimentado a los lobos en lugar de haberle salvado la vida. La protegí, he hecho todo por hacerlo, incluso he discutido contigo por ella, ¿y tiene el descaro de hacerse pasar por la víctima?
Sentí eso ir justo a través de mi pecho. —¿Y tú te sientes como la victima?
—No —dijo rápidamente y me miró. Realmente me miró—. No, Caleb. Creo que no hay víctima aquí. Si, ella es víctima de Marcus, pero no la mía —prácticamente corrió a través de la habitación para poner sus brazos alrededor de mi cintura. Apretó—. No seas torpe, Jacobson —sonrió de verdad—. Siempre me pregunté por qué Beck y yo éramos amigas. No nos parecemos en nada. Está loca, es temeraria y grosera, y puede ser francamente cursi a veces. Pero ella siempre ha estado ahí para mí. ¿No puede estar aquí para mí ahora? Ahora que te he encontrado, mi marido, entonces no somos realmente amigos, ¿no? —se acercó más, dejando que sus muslos tocaran los míos—. Siempre te escogeré a ti.
Asentí. Ella ladeó la cabeza hacia un lado. —¿Por qué no leíste mi mente? Sabrías que la respuesta está ahí.
—Estoy tratando de darte espacio. No podemos estar en la mente del otro todo el día todos los días por el resto de nuestras vidas. Tiene que haber algún misterio ahí —sonrió ante eso—. Además, pensé que puede que quisieras un poco de privacidad mientras hablabas con Beck. Sobre todo porque estaban peleando por mí.
—¿Quieres decir que si yo me hubiese tenido pensamientos sobre estar arrepentida, ibas a dejarlos en privado? —dijo con ironía y frunció el ceño.
No lo dudé. —Sí.
—Vaya, vaya, las cosas han cambiado —dijo en broma pero luego frunció el ceño—. ¿Estás dudando? ¿En serio?
Recibí una dosis completa de sentimientos en un tiempo limitado, cuando Maggie se había sentido incapaz, como si ella no me merecía, como si ella no fuera lo que yo necesitaba. Mi pecho dolió como el infierno por eso. Sentí su dolor, mientras se sentaba ahí y pensaba que yo pensaba que le estaba arruinando la vida. Beck era importante para ella, lo sabía, y ahora tenía que elegir entre ella y yo. Y me iba a elegir, cada vez que pudiera.
No había duda en mi mente acerca de eso.
Pero odiaba que tuviera que elegir porque Beck era humana y los seres humanos se asustaban al darse cuenta de que algo sospechoso estaba pasando. Al ver a su mejor amiga en una visión era bastante sospechoso.
Suspiré mientras tomaba su codo con mi mano y la atraía hacia mí. Mi cuerpo gritaba para quitarle su dolor. Y cuando mis dedos tocaron su piel, ella se sacudió con la descarga de calma que le di. Empujé todo lo que tenía en ella y la tomé en brazos. No se resistió y yo lo esperaba porque ella quería que la abrazara y no solo su cuerpo lo pedía.
Pero cuando se acomodó en mi pecho y comenzó a jugar con los botones de mi camisa, tuve mi respuesta. Tenía que dejar de dudar de esta chica. Esta increíble chica que me amaba, incluso después de que perdiera a su amiga por mí.
Por primera vez, realmente me sentía como un tirano.
Se acercó de puntillas y apretó su cara contra la mía. No me besaba, pero dejé que nuestras mejillas y narices se tocaran. Sonreí, dándome cuenta de que ella estaba haciendo lo que yo había hecho con ella tantas veces, cuando esperaba que me besara. Ella tuvo que dar el primer paso el principio, hace pocas semanas. Parecía una eternidad.
Y ahora cuando se volvió hacia mí, le di un pequeño beso. Apenas dejé que mi labio superior tocara la parte inferior del suyo, antes de volver a realizar el toque suave que me mataba. Pero disfruté su reacción mientras ella empujaba hacia adelante para tomar más, lo cual le negué, inclinándome un poco hacia atrás. —Nos tenemos que ir —le susurré—. Mi casa está a un par de horas.
Ella gimió. —Lo has hecho a propósito.
—Uhuh —respondí y apreté mi agarre en su codo—. Prefiero no tener que estar a picotazos contigo cuando puedo estar sobre la línea tan pronto como lleguemos a casa.
Tomó un pequeño respiro y dejó plantados en el suelo. Sus ojos están muy abiertos mientras demostraba estar de acuerdo con una inclinación de cabeza y se deslizó rápidamente para tomar su bolso de la cama. Me reí roncamente con diversión y disfrute.
Esta chica sería  mi muerte.
Bueno, eso estaría bien. Podrían escribir “murió como un hombre feliz” en mi ataúd.

Capítulo 7.
Maggie.

El viaje en coche fue posiblemente uno de los más raros que jamás había tenido. Era más raro que el momento en el que descubrí a mis padres teniendo sexo… antes de la iglesia, y todos tuvimos que viajar en un coche demasiado pequeño y extrañamente caliente, hacía la casa de Dios.
Pero a medida que nos acercábamos al departamento de Caleb, y con Beck estando en medio de nosotros sin siquiera decir “gracias” a Caleb por dejar que se quedaran ahí, habría revivido ese incomodo momento con mis padres cualquier día.
Tuvimos que escondernos. Beck llevaba la sudadera con capucha de Caleb y Ralph el sombrero y unas gafas que alguien había dejado en la camioneta. Ellos fueron primero y nos esperaron. Caleb y yo aguardamos unos minutos antes de ir, también. Entonces Caleb abrió la puerta, mirando a su alrededor por algo extraño, y nos dejó entrar. Y ahí estábamos.
Ralph miró a Caleb y a mí con una compasiva mirada. —Lo siento por ella. Gracias por dejarnos estar aquí, hombre. Todavía no estoy seguro sobre esto, sabes —sus ojos interrogantes me miraron y luego regresaron a Caleb.
—Vamos a… hablar más tarde —prometió Caleb y suspiró mientras tiraba las llaves en una taza VOLS en la mesa del vestíbulo—. Ustedes pueden quedarse con la última habitación de la derecha.
Ralph nos saludó y corrió para alcanzar a Beck, quien fue la que cerró la puerta, no tenía ninguna duda.
Como Caleb cerró la puerta detrás de nosotros, miré alrededor hacia las paredes. Me dirigí a la chimenea y me quedé impresionada con el lugar. Era agradable para un chico de universidad, pero el lugar sin duda era más como de un alumno con un título de grado[3]. No había nada en las paredes. En el salón, había un sofá, una mesita y una lámpara. Fin de la historia.
Él tenía un par de fotos en su mesita. Una de Maria y una de su familia. Caleb se veía joven ahí. La cogí y froté el pulgar sobre su rostro en la foto. Sin polvo. Miré la mesita y tampoco encontré polvo ahí. Así que, Caleb tenía una criada.
—La tengo —respondió desde atrás de mí—. Su nombre es Rose y ella viene una vez en la semana.
Puse la foto suavemente, la dejé como la encontré antes de volverme. Él se inclinó con su cadera en el brazo del sofá verde, observándome. Pero me di cuenta de que mordía y chupaba su labio; era su tic nervioso.
Estaba nervioso por mí estando aquí. Me dio a pensar, pero había otra cosa más importante que eso.
Estaba en la casa de Caleb. Finalmente.
Sonreí antes de lanzarme a él, tan fuerte que caímos sobre las suaves y verdes almohadas del sofá. Él se rió, sorprendido antes de que cubriera su boca con la mía. Mis rodillas se doblaron y sus piernas colgaban del brazo del sofá, pero a él no le importaba mientras me ponía sobre su cuerpo con sus manos en mis costados.
Me levanté y me sostuve en mis codos. Ya estaba sin aliento, pero me las arreglé para decir: —Me encanta tu departamento.
Él sonrió. —Sólo has visto una habitación hasta el momento.
Negué con la cabeza antes de que siquiera terminara. —No me importa. Es tuyo. Vives aquí. Es tú casa.
—Es casa —respondió. Negó con la cabeza lentamente y alzó la mano para empujar mi pelo hacía atrás. Dejó que su pulgar frotara mi sien mientras hablaba—. He querido traerte aquí desde… el principio —su mente corrió con imágenes de nosotros en el semáforo, de él hablando con sus padres acerca de mí, recogiéndome al día siguiente en cada de mi papá—. Y ahora estás aquí. En mi espacio —dijo con la voz ronca y sexy—. Gah… me encanta.
—Me encanta, también.
—Y te amo estando en él —yo sólo sonreí ante eso—. Que estés aquí es como la pieza del rompecabezas que faltaba unirse a las otras —asentí con la cabeza y me deleitó la sensación de sus manos en mi pelo. Se alzó para besar la comisura de mi boca—. ¿Quieres un tour?
—No en este momento —repliqué y dejé caer mi peso sobre él una vez más. Nuestros labios se encontraron perfectamente, como si supieran a donde ir. Las manos de Caleb fueron bajo el dobladillo de mi camisa y se apoderó de la piel de mis costados. Era como, mientras más piel tocaba, más intensa era nuestra conexión. Mi mente empujaba dentro de la suya y él no puso resistencia.
Pero tan pronto como empecé a ver las cintas de energía detrás de mis parpados, oí un leve golpe en la parte de atrás de mi conciencia y luego la puerta se abrió. Levanté la vista para ver como Kyle y Lynne entraron sin esperar. Di un grito ahogado y miré hacia él mientras levantaba sus brazos de manera molesta.
—¿Qué diablos están haciendo aquí? —preguntó—. Y besándose, nada menos. Tío Peter está preocupado por ustedes dos —y luego miró hacia el pasillo y palideció—. ¿Beck?
Me levanté de un salto y enderecé mi ropa. —Los encontramos, pero no los podemos llevar a casa. Tuve una visión.
Caleb gruñó con disgusto a mi lado. —Y llamé a papá y le dije que estábamos bien.
Kyle tuvo que arrastrar sus ojos de Beck que estaba aburrida en la entrada del pasillo, con los brazos cruzados. —Bueno, él está preocupado por ti. Dijo que deberías haberlo llamado de nuevo, así que decidí venir a ver que estuvieras aquí, aunque realmente nunca esperé encontrarte.
Vi en mi mente exactamente lo que estaba esperando. Su casa todavía estaba llena con reuniones, y la familia entrando y saliendo. Él pensó que conseguiría un tiempo a solas con Lynne. En el apartamento de Caleb. Solos.
Lynne sonrió incluso cuando los chicos se miraban con rabia el uno al otro, y llegó a estar a mi lado. Ella entrelazó su brazo con el mío. Beck se movió más en la habitación y ladeó la cabeza hacia mí. O a Lynne, al parecer. —Así que, ¿me has reemplazado? Y con esta rubia linda-como-una-galleta? ¿Es por eso que no te preocupabas por no ser más mi amiga?
Lynne sacudió la cabeza ante la implicación y me miró. Dije: —No, yo no iba a reemplazarte. ¿Qué tienes, cinco? Además, tú eras la que tenía el ultimátum y las acusaciones. Te salvé la vida, si recuerdas.
—Sí —se burló Beck—. ¿Cómo  podría olvidarlo, monstruo?
—¡Hey! —gritó Kyle, sobresaltándonos a todos—. No hables con ella de esa manera. Ella es la V-
—Está bien, Kyle —despedí su ayuda con un gesto y vi a Caleb abrir la boca para decir algo, también—. Beck solo está teniendo un mal rato —y definitivamente no sabía nada acerca de las cosas del Visionario y todavía no quería decirle eso. Ella se alejó mientras hablaba. Escuché un portazo nuevamente.
—Así que, de todos modos —continuó Kyle con fastidio—. Tienes que venir y hacerle saber al Tío Peter que está pasando.
Caleb suspiró y pasó la lengua por sus labios antes de decir: —Bueno, yo soy el campeón ahora, no papá —Kyle suspiró, también—. Yo soy el campeón y vi lo que teníamos que hacer y lo hicimos. Tengo que hacer lo que es mejor, no te preocupes por si papá se enfada incluso si eso significa que es dejando a la sombra[4].
Kyle torció los labios. —Si. Yo como que me olvidé de eso. Lo siento.
—Se necesita algún tiempo para acostumbrarse —estuvo de acuerdo Caleb—. Incluso se me olvida la mitad del tiempo.
—No, no —le dije a él bajando su mierda—. Nunca debes dejar de pensar en ello —bordeé a Lynne para pararme frente a Caleb. Se veía tan vulnerable y abierto en este momento—. Pero lo que no entiendes es que nadie tiene dudas sobre lo que puedes hacer, pero tú…
Él tomó una respiración profunda. Miró a Kyle.
Kyle tomó eso como su señal para decir algo inteligente, a su típica manera. —Sí, lo que ella dijo. Pero tú puedes mantener tus pantalones mandones para cuando ellos vengan de visita, porque yo no estaba siguiendo órdenes, hermano.
Caleb esbozó una sonrisa irónica. —Hablando de eso —se cruzó de brazos, lo cual era muy distractor para mí—, ¿qué diablos es eso de entrar por mi puerta siendo que estaba bloqueada?
—Tuve a la tía Rachel haciendo una llave —se encogió de hombros—. ¿Cuál es el gran problema?
—¿El gran problema? —Caleb se echó a reír—. ¡Esta es mi casa! Y Maggie vive aquí ahora, también. ¿Y si hubieras entrado cuando estuviéramos en algo?
Kyle sonrió diabólicamente. —Pensé que están en algo.
Me mordí el labio, pero me sonroje. Caleb se rió y golpeó el brazo de Kyle. —Cállate, hombre —vino detrás de mí y puso sus brazos a mi alrededor.
—Además —continuó Kyle y aceptó a Lynne en sus brazos mientras se acercaba de nuevo a él—. Pensaba que yo viviría aquí hace algún tiempo, ¿recuerdas?
—Todavía puedes —interrumpí. Caleb acarició el costado de mi cuello y gruñó su desacuerdo acerca de eso.
—Sin ánimo de ofender, pero no estoy interesado en compartir con el líder de nuestra raza, muchas gracias —Kyle burbujeaba e imitó la postura de Caleb, envolviendo sus brazos alrededor de Lynne desde atrás. Él mordisqueó su cuello—. Y creo que preferimos vivir solos de todos modos.
—Kyle —Lynne se quejó y dio una palmada en la mano de Kyle, pero ella se volteó hacia él y colgó su brazo alrededor de su cuello—. ¡Oh, Dios mío, eres tan grosero!
—Te gusta, nena, no mientas.
Ella sonrió. —Está bien —se rió—. Me gusta.
—Lo sé —gimió él y mordió su oreja.
Sentí mis labios abrirse al ver su descaro. Sí, Caleb y yo podríamos ser acusados de ser un poco pegajosos, y nunca tuve miedo de PDA[5], pero estos dos iban más allá.
Caleb pensaba lo mismo y dijo: —Está bien, salgan del camino —les ahuyentó con la mano—. Acabamos de llegar. Quiero a Maggie para mí mismo.
—Pero, ¿no podemos pasar la noche? —se quejó Lynne—. Queríamos estar lejos de la casa de Kyle esta noche si era posible. Sin ofender, Señor Campeón, pero tu familia me está volviendo loca.
—¿Qué está mal? —pregunté. Me encantaban los Jacobsons y no podía imaginar estar molesta con ellos.
—¡Esa abuelita no deja de hacer preguntas inapropiadas sobre sexo! —habló Lynne. Caleb, Kyle y yo estallamos en carcajadas—. ¿Qué? —dijo irritada—. ¡Es cierto! Ella es tan cotilla y siempre me pregunta  si estoy siendo cuidadosa. Tendré que decirle que soy una orgullosa portadora de la tarjeta V.
Me reí más fuerte. —¡Oh, Dios mío, Lynne! ¡Para! —agarré el brazo de Caleb para apoyarme—. ¿Cómo no te puede gustar Gran?
—Oh, me gusta mucho, pero ella es una ball buster[6].
Caleb y Kyle fueron cayendo uno sobre otro, riendo.
Kyle y Lynne finalmente aceptaron la derrota y sabían que no podían permanecer allí con Beck y Ralph ocupando la habitación de invitados. Así que empezaron a salir. Lynne me abrazó con fuerza y le dijo que deberíamos tener tiempo de chicas pronto, como ir de compras y el café. Estuve de acuerdo.
Pero ellos estaban en camino cuando Kyle tomó la mano de Lynne para hacerla salir de la puerta, y ambos pararon.
Se quedaron sin aliento, pero Lynne fue quien habló. —¿Qué es eso? ¡Kyle! —gritó de miedo.
Él la atrajo hacia sí y le sonrió con adoración, tomando su cara entre las manos. —Está bien, nena. Es la ascensión —él resopló con reverencia—. Sólo espera.
Sentí el brazo de Caleb tirándome hacia su pecho, pero no podía apartar la mirada de la magia que estaba pasando. Lo vi todo, las transformaciones y me di cuenta de sus habilidades al igual que lo hicieron. Tenían algún tipo de afinidades. Lynne era agua y Kyle era aire. Mi mente de inmediato regresó a Capitán Planeta, un espectáculo que solía ver cuando era niña.
Lynne se asustó. No tenía ni idea de cómo hacer uso de sus poderes o cómo incluso comenzar a usarlos. Todo lo que Kyle podía pensar era en las travesuras que podría hacer con su regalo. Empecé a hablar, pensando en algo valiente e inspirador… y “líder” que decir.
Los ojos de Lynne se encontraron con los míos justo antes de que su mirada pasara por la sala y jadeó. Todo sucedió en una rápida sucesión que fue casi demasiado como para seguir.
La habilidad de Lynne salió sin su consentimiento cuando ella entró en pánico, rompiendo el rociador contra incendios que había por encima de su cabeza en el techo, y empapó con agua a Beck, que había elegido el peor momento para deambular por el pasillo.
Sentí el miedo venir de Beck por la cosa del agua que había hecho Lynne empapando toda su piel. Ella gritó y cayó de nuevo contra la pared de manera espectacular, más loca que cualquier otra cosa. Levanté la mano para evitar que me salpicara el agua, manteniéndola detenida. Beck dio una mirada de disgusto a mi acto. Empecé a correr, pero ella gritó para detenerme. Escuché sus pensamientos, pero traté de estar fuera de ella por cómo se asustó por lo ocurrido.
No hubo suerte.
—¡No me toques —gritó ella y se apresuró a la habitación. Cerró la puerta. Corrí detrás de ella y llamé con suavidad, pero ella me dijo que me fuera.
Me sentí desgarrada. Lynne ahora era mi responsabilidad, al igual que todos los Aces. Ella estaba pasando por algo sobrenatural, por lo que yo ya había pasado y era mi trabajo como Visionario. Beck estaba siendo… Beck. Con suerte, ella entendería pronto.
—Lynne —dije distraídamente cuando llegué al final del pasillo y deseé que nunca hubiese salido Beck. Fui a la sala para ver a Lynne llorando histéricamente en el cuello de Kyle y él tratando de calmarla. Caleb, por su parte, estaba tratando de calmarla también. Ella estaba murmurando que no había sido su intención, y que lo sentía.
Fui a su lado, pero no traté de llevarla lejos de Kyle. Sabía que era una mala idea. Así que toqué su hombro y traté de decirle que todo iba a estar bien. Beck estaba bien y todo lo demás también estaría bien.
Pronto.
Pero, por supuesto, el dramático toque de Beck ganó de nuevo cuando irrumpió en el pasillo con Ralph detrás. Ella me miró y me dijo: —Ni siquiera te molestes en preguntar si estoy bien. Estoy tan, tan lejos de estar bien. Nos vamos. ¡Me niego a quedarme aquí contigo y él! —señaló a Caleb y luego a Lynne—. ¡Y ella! Ya he terminado. Nos alojaremos en un motel o algo así hasta estar segura de ir a casa.
—Beck, por favor —traté inútilmente.
—¡No! —chilló y sacudió su brazo lejos de mí—. No, Maggie.
Ella nunca me llamaba Maggie. Esto era malo. Era tan malo.
—Lo siento —dije sin convicción.
Ella se burló. —¿Ahora sientes que me hayas mentido y lo hayas escogido a él por sobre mí?
—No —le contesté con sinceridad y en silencio me despedí de ella—. Siento haberte echo daño.
Ella nunca entendería Caleb y yo. Ella nunca iba a estar bien con lo que yo podía hacer. Ella nunca se acostumbraría al hecho de que yo estaba creciendo y lejos de ella, y que no podíamos ser las amigas tontas de la escuela secundaria para siempre. Las cosas cambiaron. Me dolió, pero ya no sabía qué más hacer en ese momento pero que la dejé ir, ya que eso era lo que ella quería.
Ella una vez más dio un portazo al salir y yo estaba esperando que sucediera algo más. Pero no lo hizo.
Caleb levantó mi barbilla con sus dedos. —Lo siento.
—Si estamos destinados a seguir siendo amigas, lo haríamos, ¿verdad?
Él encogió sus hombros con tristeza. —Sí. Eso no lo hace apestar menos. Esta es la razón por la que mantengo a Vic a la distancia.
Asentí y llevé mis labios hacia arriba. —Es un buen plan.
—Lo siento —me dijo Lynne susurrando—. No fue mi intención. No sabía lo que estaba haciendo.
—Está bien, te lo prometo. Ella estaba loca antes de que llegaras. Eso mejor de esta manera con Beck —asentí con la cabeza para asegurarme más a mí que al resto sobre eso—. Lo es.
—Lo sien-
La interrumpí atrayéndola hacia mí. Ella era ridículamente pequeña. —¿Recuerdas lo que sentías cuando nos diste cuenta de que las cosas no eran… normales? —ella asintió con la cabeza como una niña—. Bueno, tuvimos que tener nuestra imprimación para que nuestras mentes ayudaran a entenderlo. Beck no. Ella es humana y voy a tener que aceptar que ella… nunca va a encajar en mi mundo —negué con la cabeza y me negué a mirar a Caleb, quien fue vertiendo simpatía a mi lado. Kyle tomó la mano de Lynne otra vez, lo que no me sorprendió. Ella todavía estaba muy molesta y él quería quitar ese enfado con su toque—. Pero ascendiste —le recordé—. Esos es increíble, Lynne.
—Si —estuvo de acuerdo y olfateó antes de mirar a Kyle. Ambos se sonrieron lentamente al mismo tiempo—. Si.
Suspiré. —Quédense —dijimos Caleb y yo al mismo tiempo. Todos reímos—. Sólo para pasar la noche. Pueden hacerlo ahora.
—Iré por comida china —dijo Caleb y me besó la frente antes de corrió al teléfono.
Veinticinco minutos después, y con un par de historias de Gran y sus comentarios inadecuados, la entrega llegó y nos sentamos lado-a-lado en el sofá de Caleb y vimos una película.
Por supuesto que era una de terror.
A nadie le importó que yo fuese un pollo cuando vi sangre en la pantalla, pero Caleb prometió que me mantendría a salvo. Era tan normal. Comimos de nuestras cajas con nuestros palillos. Tenía carne y brócoli, y lo compartí con Caleb. Él tenía Pollo General Tso y lo compartió con migo, alimentándome con sus palillos de manera dulce.
Traté de mantener la calma y la normalidad y la serenidad hasta que la película terminó, y reí y dejé que todos pensaran que estaba bien.
Kyle y Lynne se retiraron a la habitación tan pronto como la película había terminado y los bloqueé. No sólo para darles privacidad, pero no quería estar al tanto de sus pensamientos, ya que ellos habían mutualizado y eso fue exactamente lo que iban a hacer.
Así que bloqueé a Caleb, esperando que él no se diera cuenta porque estaba hablando por teléfono y tomé esa oportunidad para darme un baño burbujeante y caliente en la bañera. Había perdido a mi amiga. Mi amiga quien había estado conmigo en todo. Que era mimada, despreocupada y superficial, pero mía. La chica que se había enfadado conmigo al no decirle el drama de mamá/Chad y ella ansiaba eso. Era una hambrienta por el drama, el caos y el chisme.
Pero cuando necesitaba más a una amiga, mirar más allá de todo y solo enfocarse en mí, ella solo salió sin mirar atrás.
Y ahora mismo, me estaba viniendo abajo por el dolor y la pérdida. En primer lugar, pensé que la había perdido cuando desapareció y ahora, ella se iba y la perdía de nuevo.
Incliné mi cabeza hacia atrás, las blancas burbujas hasta la barbilla y dejé que mis lágrimas salieran. El vapor hizo el aire denso, por lo que esnifé más de lo normal en una sesión-de-llanto. Dejé que mis brazos flotaran a mi lado y me quedé mirando el bonito techo de cristal el hermoso cuarto de baño.
Mi cuerpo se puso más tenso con cada respiración, y los latidos de mi pecho empeoraron con cada minuto.
Apenas oí la el clic de la puerta cuando Caleb entró. Me senté, llevando mis rodillas a mi pecho y supe que no había manera de ocultar mi cara llorosa. —¿Terminaste tus llamadas? —dije con despreocupación.
—No he llamado al centro todavía, pero hablé con papá. Lo tengo bajo control. No te preocupes por eso.
Asentí con la cabeza. —Bueno, ve a llamar al centro. Estoy bien.
Tomó su teléfono del bolsillo y lo puso sobre el mostrador. Entonces su cartera siguió sin hacer ruido. Con los pies descalzos, pantalones y camisa, se metió en la bañera, detrás de mí.
—Caleb, ¿qué estás haciendo? —pregunté, aunque ya lo sabía.
Sabía exactamente lo que estaba haciendo.
Él tiró de mis brazos para descansar entre sus piernas mientras se acomodaba en la parte posterior de la bañera. El agua subió casi hasta el borde. Decidí dejar que hiciera lo que él vino a hacer y me hundí en el pecho, girando un poco a mi lado, dejando que mis dedos se engancharan al cuello de su camisa empapada.
Él apretó los labios contra mi sien y habló con firmeza. —No es tu culpa, cariño. Ella no entiende. Nunca podrá entender, realmente, pero ella vendrá algún día.
—¿Pero no estás contento de que ella se fuera? —pregunté y sentí mi respiración estremecerse al contener un sollozo—. Eres el Campeón, ¿no se supones que debes mantener el secreto de los Aces a salvo, no decirlos alrededor de los amigos de tu novia?
—Prometida —corrigió—, y sí, ese es mi trabajo ahora, pero cuando se trata de ti, voy a hacer todo lo que me pidas. Voy a romper leyes, normas, o sanciones si eso significa que serás feliz.
Lloriqueé. —Lo siento. No quiero que tengas que hacer eso por mí, pero…
—Shhh —calmó, pasando sus manos de arriba y abajo en el agua—. Shhh.
Su calma y su calidez se impregnaron en mí y empujó lejos todo lo demás, aparte de nosotros en esa bañera. Dejé toda mi ira y tristeza ir de mí. Lloré mientras Caleb me abrazaba fuertemente y pronto me tranquilicé. Era difícil estar molesto con la calma que Caleb me daba, pero estaba agradecida.
—Estás loco, meterte en la bañera con la ropa puesta —advertí en voz baja y me reí—. Pero gracias. Siento que no puedas hacer tu llamada.
—Hay cosas más importantes —me besó en la sien—. Además, tendría que llamar al gerente porque el centro está cerrado. Es un poco tarde de todos modos. Llamaré mañana. Va a estar bien.
Vi a una mujer en su mente. Era una mujer mayor, muy bonita, pero un poco corpulenta para la edad de Gran que se dirigía a la oficina principal de Caleb cuando estaba ausente. Hice una mueca. Había estado fuera desde que me conoció. Estaba causando estragos en su vida, ¿verdad?
Miré hacia arriba para ver su ceño fruncido mientras escuchaba mi monólogo interior. Sonreí y toqué su mejilla. —No hay nadie más con el que preferiría causar estragos.
Él se rió estruendosamente y gruñó. —Tienes la maldita razón —dijo y luego se puso serio mientras me miraba. Frotó mi nariz contra la suya y se quedó cerca—. ¿Mejor?
—Tanto como lo puedo estar.
Asintió con la cabeza. Me incliné hacia delante, tirando de él hacia mí, y lo besé, sólido y bueno. Nos quedamos así hasta que el agua se volvió fría.

Capítulo 8.
Caleb.

Me desperté con el sonido de los acelerados latidos de corazón de Maggie.
Me levanté y saqué la colcha para inspeccionarla. Le di la vuelta para que me mirara a la cara y finalmente vi lo que estaba soñando. Suspiré.
Soñaba con caminar hacia el altar y ver mis pies descalzos. Y tenía una hermosa sonrisa en su rostro.
No importaba que no iba a haber un pasillo para andar, sonreí de vuelta a mi chica dormida y me deslicé suavemente para no despertarla. EL sol apenas asomaba por entre las cortinas, pero quería levantarme y prepararme. Tenía grandes planes para nosotros,  Maggie, aunque ella no lo sabía todavía, tenía una gran noche con Gran y mamá.
Cosas de la boda.
Estaba preocupado de que Maggie se sintiera abrumada y que no estuviera preparada para todo, pero por la mirada en su rostro ahora mismo, supongo que la preocupación era infundada. Así que fui a afeitarme. Quería hacerlo anoche, pero después de que nos acostáramos en la bañera durante una eternidad, solo quería ir a la cama, sostener a mi chica y olvidarme de todo lo demás.
Por supuesto Kyle y Lynne en la habitación contigua no habían tenido esto. Maggie dormía plácidamente en mis brazos, pero yo estaba preocupado por ella y no pude conciliar el sueño. Por lo tanto, me vi obligado a escuchar a esos dos y su lado amoroso durante una eternidad. Lynne era una demente, solo eso. Y Kyle, bueno...
Él era un bruto.
—Veo que tuviste una noche interesante.
Me volví para mirarla mientras sacaba mi camisa por sobre mi cabeza. Ella estaba tumbada en la cama como si perteneciera ahí. Dios, ella pertenecía ahí. Sonrió. —¿Estás vestido ya?
—Sip. Levántate, magnifica. Tengo planes para nosotros.
—¿Oh, sí?
—Mmmm —me abalancé, cerniéndome en mis brazos por sobre ella y la besé fácilmente. Ella peinó mi cabello con sus dedos.
—Necesitas un corte de cabello.
—Pensé que te encantaba mi pelo.
—Me encanta, pero es un poco loco, chico surfista —sonrió—. Además, ¿quieres verte así para las fotos de nuestra boda? —me calmé y esperé. Ella solo siguió sonriendo hacia mí como si no tuviera secretos en absoluto. Finalmente se echó a reír—. Sé que estás pensando en entregarme a tu mamá y a Gran esta noche. No lograste conciliar el sueño por unos minutos la noche pasada y me sentí como una entrometida.
Sentí una sonrisa en mí. —Tú, pequeña entrometida.
—Mmmm —estuvo de acuerdo y pasó la mano por mi pelo nuevamente—. Voy a vestirme.
—¿Lo has visto todo? —pregunté en voz baja—. ¿Has visto a dónde vamos?
Su frente se arrugó por la confusión. —No. ¿A dónde más vamos?
—Vístete. Me alegro de que laváramos la ropa anoche antes de acostarnos. Debemos, uh —empecé y tomé un respiro—, traer algunas de tus cosas aquí.
Trató de no pensar en la casa que debía comprar para ella, pero no pudo evitarlo. Vi la lucha en ella y vi sus rodillas dobladas mientras mordía la uña de su pulgar. Había una pequeña sonrisa en sus labios. Su cabello estaba despeinado y no había escapado de mí que ni siquiera había intentado arreglarlo cuando se despertó. Era tan cómoda conmigo, aquí, en mi casa.
Me hizo sonreír como un tonto.
—Me encanta esa sonrisa —confesó e inclinó la cabeza un poco—. ¿Qué significa eso? —preguntó señalando mi camisa—. ¿Qué pasa con todos los patos?
¿No lo sabes?
Negó con la cabeza. —¿Y qué ocurre con el pato de color rosa?
—No lo diré.
Se echó a reír y me uní a ella.

Cuando salimos de la habitación, Kyle y Lynne estaban saliendo, también. Evitaba el contacto visual y le pregunté a Kyle como había llegado aquí. Dijo que conducía mi camioneta desde que tomé el auto de su padre. Le dije que iba a tomar mi camioneta de vuelta y que nos iríamos. Tiré sus llaves. Él tiró las mías y las cernió fuera de mi alcance en el aire usando su habilidad. Levanté mi ceja molesto con él. Escuché la risa de Kyle cuando salté para tomarlas, pero solo tomé la mano de Maggie y la llevé a la puerta, dejando a Kyle gritar cuando la cerré.
Maggie rió todo el camino por las escaleras de mi apartamento, pero solo seguí adelante. Marqué al centro para ver quién estaba allí. Dije que iba en camino y me dijeron que estarían esperando. —Gracias, cariño —dije y colgué. Maggie me dio un "¿Qué?" de mirada pero la bloqueé de mi mente y luché por mantener mi cara seria.
—Entonces, ¿esta es tu camioneta? —dijo tímidamente. Sacó su dedo para apuntarla—. ¿Tiene un nombre, también? Me sorprende que Lola no diga nada contigo engañándola de esa manera.
—Ja. Já —sonreí y abrí la puerta—. Como es obvio, ella tiene un nombre —tomé la mano de Maggie y la ayudé a subir por la puerta lateral. Incluso tuve que admitir, que era una gran camioneta—. Y Marlana no es celosa. Ella sabe compartir.
Cerré la puerta, pero pude oír la risa de Maggie mientras caminaba hacia mi lado. Me subí en el interior y de verdad me sentí aliviado. Maggie nunca había estado en ella. Eché un vistazo al verla mirándome. Uno de sus pies estaba en el asiento bajo ella y su cabeza estaba inclinada hacia un lado.
Mi boca dijo: —Eres tan hermosa.
Sonrió y miró a su zapato, y luego de nuevo a mí. Eres tan bueno en eso.
Tomé su muslo y la arrastré conmigo. —¿En qué? —levantó la mano y dejó que sus dedos pasaran por el lado de mi cara. Chupó su labio inferior, pero se las arregló para sonreír. La chica no tenía idea de cuan magnífico y sexy podía ser algo como eso. Y luego dijo: —Eres tan bueno en hacerme sentir como si yo fuera la única chica en el mundo.
Me reí en voz baja. —¿No lo sabías? Lo eres.
Cerró sus ojos y apretó la nariz contra la mía. —Eso suena como votos matrimoniales para mí.
—Tendrás la oportunidad de leer mis votos muy pronto. Todavía los tienes, ¿verdad?
—Justo en la caja de obsidiana que me diste —ella se echó hacia atrás lo suficientemente lejos para darme una mirada—. En realidad, eso no fue justo. No puedes dar a una chica tus votos y decirle que no los lea —me encogí de hombros con aire de suficiencia—. Se supone que debo escribir mis votos para ti también, ¿verdad? —preguntó con nerviosismo.
—Sí, pero no los leemos en voz alta en la boda —me miró con curiosidad—. Los votos son para nosotros. Los leemos, pero por nosotros mismos, la noche antes de la boda. Nadie los escucha o los ve.
—Entonces, ¿qué nos vamos a decir en la boda?
—No vamos a decir nada —dije con una sonrisa—. No es una boda tradicional, Maggie. La boda es, por lo que me han contado, una lluvia de bendiciones. La boda no es para nosotros para prometer nuestro amor frente a los demás, creo que es bastante obvio que si las parejas se imprimen significa que están enamoradas. Y es bastante obvio que estás perdidamente enamorada de mí —se rió—. Es para nuestra familia para darnos el mejor comienzo posible en nuestro primer día como una familia real.
—Eso suena bonito. Tu mamá, ella... —una imagen se reprodujo en la cabeza de Maggie de cuando mamá mostró el día de su boda—. Ella me mostró el día de su boda con todo el mundo rodeándola —me miró directamente a los ojos—. No puedo esperar —sonrió magníficamente—. Caleb, no puedo esperar. Nos casaremos mañana.
Me reí y le tomé la mejilla. —No puedo creer que creíste que la idea de casarnos era tonto para mí.
—Estoy rogando —susurró—. He estado esperando el tiempo suficiente para comenzar con mi vida.
Asentí con la cabeza, sintiendo las palabras llegar a mis huesos. —Les diremos esta noche que queremos tener todo este fin de semana.
—Bueno, tú eres el jefe ahora.
—Técnicamente, tú lo eres —repliqué.
—Voy a dejar que seas el jefe por el día —dijo con descaro y se echó a reír cuando sonreí en desafío.
—Deja de distraerme, magnifica. Estoy tratando de llevarte a un lugar.
Entrelazó su brazo con el mío y apoyó la cabeza en mi hombro. —Llévame a ningún lugar.
Mis venas prácticamente suspiraron dentro de mí. Mantuve mi mano pegada a sus muslos y puse la camioneta marcha atrás, maldiciendo a Kyle por su manera horrible de aparcar. Nos pusimos en marcha. La mente de ella era una neblina pacífica de todo tipo de cosas, pero lo más importante para mí en ese momento era el hecho que ella estaba dispuesta y con ganas de ir a cualquier lugar que quisiera llevarla. No necesitaba saber dónde estaba, o por qué íbamos allí, ella estaba feliz de estar conmigo.
Después de manejar por un tiempo, entré en el aparcamiento y apenas reprimí mi sonrisa. Eso fue todo. Mi niña estaba aquí y yo estaba a punto de poner todas las cartas sobre la mesa. Besé su frente y aparqué en la parte posterior del lote y abrí la puerta, tirando de ella hacia fuera por mi lado. Sus ojos tenían una curiosa sospecha, pero no dijo una palabra. Cuando abrí la puerta del centro comunitario, sentí cuando la comprensión la golpeó.
Se dio vuelta para mirarme justo cuando estaba siendo arrastrado por entrañas de treinta y ocho kilos de sexto grado. —¡Caleb!
Eso alertó a todos de nuestra presencia. Miré a mi alrededor las caras, y la mayoría eran niños que ya había visto antes, pero algunos nuevos se quedaron atrás, sin darse cuenta quien era yo.
—¡Caleb!
Me di vuelta y sonreí. —Honey, oye.
Maggie se burlaba y reía. —¿Esta es Honey?
—Esta es mi Honey[7] —bromeé y acepté el beso de Honey en mi mejilla.
La mujer se echó a reír. —No seas descarado, Caleb.
—¿Cómo están todos? —pregunté. Todos respondieron a la vez, saltando de arriba abajo y tratando de llamar mi atención.
Entonces, una pregunta se hizo más fuerte que el resto. —¿Quién es ella?
Sonreí y vi que la sonrisa nerviosa de Maggie volvió. Arqueé una ceja. ¿Los niños te intimidan?
Hay tantos de ellos.
Sólo hay ochenta de ellos aquí esta noche, nena.
Y parece que quieren asesinarme por llevarte lejos durante tanto tiempo.
Negué con la cabeza hacia ella. —Chicos, esta es Maggie. Ahora, yo sé que no he estado durante un tiempo y no sé lo que dijo la señorita Honey, pero Maggie y yo nos vamos... a casar.
—¡Eeew! —dijeron los niños.
Eso hizo que Maggie riera. Yo también reí, y la atraje hacia mí. —No es eeew.
—¿Eso quiere decir que no serás más nuestro maestro? —preguntó Will.
—Bueno... —miré a Maggie. Había llegado el momento—. En realidad, no iré a ninguna parte.
Eso llamó su atención. Esperé decepción o preocupación o... algo. Mira, ella sabía que yo quería ser maestro, y también sabía que quería ir a Arizona y poner en marcha un centro allí, también, y ella sabía que yo no quería trabajar con mi padre, pero nunca pensó que iría contra él. Trató de no preguntarse acerca de lo que ibamos a hacer un día por trabajos o casas. Mi familia tenía muchas tradiciones y odiaba —realmente odiaba— ser el que rompiera eso, pero si iba a conducir a nuestro pueblo y ser el compañero de la Visionaria siendo yo mismo, entonces tenía que hacer esto.
Tenía que tomar mis propias decisiones y vivir mi propia vida. Y si eso no incluía trabajar para Jacobson Buildings & Things.
Siento no habértelo dicho antes, pero quería mostrarte de primero. Para que puedas ver de qué trataba todo esto. Miré a los niños mientras esperaban. Estos niños... algunos de ellos no tienen a nadie. Ninguna familia que se preocupe o puedan darse el lujo de mantenerlos fuera de los problemas. Algunos niños, esto es todo lo que tienen. Y algunos otros tienen —dificultades con matemáticas y puedo ayudar en eso. Lo quiero.
¿Estás bromeando?
La miré fijamente. Era buena para mantener la mente en blanco ahora. Así mantenía sus pensamientos privados de mí.
Lo siento. Debería haberlo dicho, pero...
¿Crees que quiero que trabajes para tu padre?
Me sacudí. ¿Y tú?
Yo quiero que hagas lo que te hace feliz.
Pero con este trabajo debo... estar viajando por todo el estado e incluso el país, si puedo. No hay ninguna garantía de ingresos y horarios fijos. Es estacional, a veces bien, a veces mal. Todo puede fallar. Yo...
—¿Todos extrañaron a Caleb? —preguntó Maggie, sin apartar los ojos de mí.
—¡Sí! —gritaron los niños.
—¿Entonces todos quieren que él deje de venir y ayudarlos?
—¡No!
Te seguiré hasta los confines de la tierra, Caleb Jacobson. Tienes que saberlo a estas alturas.
Mujer, estás a punto de conseguir un beso frente a todos estos niños si no dejas de ser tan sorprendente.
Ellos te aman. Sonrió y levantó una pintura de la mesa. —¿Quién hizo esto?
—¡Yo! —dijo Molly y sonrió—. ¿Te gusta?
—Sí, me gusta —Maggie habló a través de una risa. Se sentó en una de las mesas y cogió un marcador verde—. Y el verde es mi color favorito, por lo que tu dibujo es impresionante.
Molly y algunos de los otros se sentaron con ella y la amaron de inmediato. Me quedé mirando la parte posterior de su cabeza mientras interactuaba con mis niños. Sentí un peso siendo levantado de mí. Había estado preocupado de que ella quisiera que fuera feliz, obviamente, pero no quería a mi familia molesta por romper una tradición. Pensé que iba a tratar de convencerme de hacer ambas cosas, pero dejar que alguien tomara el control de los centros por mí.
Pero estos eran mis niños y fue lo único que siempre quise hacer.
Debería haber sabido que mi Maggie lo entendería.
—¿Así que saliste por unas semanas y volviste con esta chica? —preguntó Honey, con las manos en sus caderas.
—Ahora, Honey —la amonesté—. Maggie es buena.
—Yo también, pero no te casarás conmigo, ¿verdad?
—Yo diría que sí.
Ella golpeó mi brazo y me miró mientras reía. —¿Qué sabes tú acerca de ser el esposo de alguien? Eres solo un bebé, ¡mírate!
—Sé que no tengo idea de eso. No soy tan joven, Honey. La amo, es por eso que le pedí que se casara conmigo. Puedo hacer esto.
Ella frunció los labios. —¿Tiene un bollo en el horno?[8]
Me burlé. —Absolutamente, no.
—¿Qué dirá tu madre acerca de esto?
—A ella no le importará —le dije en voz baja—. Mi padre, en especial. Todos están enamorados de ella.
Suspiró. —Bueno, ya está en tu mente, ¿no lo dejarás ahora?
—Sí, señora.
—Bueno. ¿Qué vamos a hacer ahora? —me dio una mirada mordaz—. ¿Tengo que empezar a buscar un nuevo trabajo?
—No, señora. Estás a salvo. Por cierto, ¿dónde está todo el mundo?
—Solo es un poco tarde —me dijo—. Sage y Violet vendrán esta noche. Harán piñatas de multiplicar con los niños.
Me eché a reír. —Solo puedo imaginar que piñatas de multiplicar son.
Violet y Sage llegaron minutos después con bolsas de suministros para los proyectos.
Violet es de la misma edad que yo, y no sólo su nombre era colorido, también lo era su cabello. Era de un color diferente cada semana, más o menos. Y Sage, su novio, era tan colorido en su personalidad. Era difícil de hacer un seguimiento de todos los niños y ayudantes, pero esta era mi oficina principal. Aquí es donde pasaba la mayor parte de mi tiempo.
Fui y presenté a Maggie a ellos y antes de que nos diéramos cuenta, habíamos estado ahí durante tres horas. No quería salir porque Maggie estaba tan divertida, pero Gran me arrancaría la piel si no llegaba con Maggie esta noche.
Cuando abrí la puerta para dejar que Maggie caminara delante de mí, golpeó ligeramente mi interior mientras bajaba las escaleras. —Jacobson, estás en un gran problema.
—Me lo imaginé —bromeé y caminé hasta ella. Me miró directamente y la miré mientras ella trataba de no sonreír—. Supongo que te gustan mis niños.
—Los amo —dijo ella en voz baja y jugueteó con el dobladillo de mi camisa—. Sé que está preocupado por lo que le dirás a Peter—
—Esa es mi lucha —insistí y besé la punta de su nariz. Era casi de noche en el estacionamiento ahora y me encontré mirando alrededor para ver si no había nada fuera de lugar.
Volteó mi cara para mirarla. —Puedo escuchar su opinión si alguien se mete con nosotros.
—No sabemos eso —insistí—. Los Watson pueden ser humanos, pero nunca más presentarán habilidades. No tenemos idea de lo que son capaces en este momento.
—Me hago una idea —murmuró y pensó en Beck—. Cobardes.
—No hablemos de los Watson esta noche —le ordené en voz baja—. Sólo podemos hablar de cosas como... las bodas —sonreí.
Sonrió, también. —Mejor nos vamos o gran te matará.
—Y papá también. Esta es mi primera reunión —dejé fuera la parte más importante. Era la primera reunión en la que yo era el Campeón. E Iba a ser mi show, mi trato, el mío. Era sólo mi familia, pero estaba cagado de miedo.
Maggie puso sus brazos alrededor de mi cuello, poniéndose de puntillas para hacerlo. —Vas a estar bien —besó detrás de mi oreja—. Además, nada podría salir mal, ¿verdad?

Sabía que algo estaba mal en el segundo en el que llegamos a donde papá. Cuando abrí la puerta, papá estaba ahí junto a Bella, que meneó la cola y me miró expectante. Papá sin embargo, no movió la suya[9]. De hecho, él fulminó con su mirada. —Llegas tarde.
—Estoy justo a tiempo —corregí y re—chequé el reloj.
—Empujar los límites no lo hace un buen líder. Dar el ejemplo, sí.
—Le estaba mostrando a Maggie el centro. Creo que la enseñanza de los niños es un buen ejemplo que puedo establecer.
—Tal vez —admitió—. Hemos estado preocupados por ustedes dos. Debemos hablar sobre las noticias de hoy.
—¿Qué tipo de...? —Maggie se fue apagando a medida que leía su mente—. ¿Mamá?
Ambos fuimos por el pasillo. Llevé a Maggie detrás de mí, porque ella todavía no sabía cómo caminar por el laberinto de pasillos. Llegamos a la cocina, donde mamá y Gran estaban viendo la televisión en el mostrados. Escuchábamos con atención  la descripción de un accidente de bus ocurrido en la carretera. A continuación mostraron los nombres de las personas heridas.
Mi corazón bombeaba dolorosamente mientras miraba impotente—por—todo cuando Maggie oyó el nombre de su madre como una de las personas en el hospital. Por segunda vez en pocos días, nos preguntamos si es que Maggie había sido herida por un Watson.













[1] Se refiere a Jen y Bish y la visión que tuvo de la pistola o arma.
[2] Aquí había una palabra usada por las personas del sur de USA. Esta palabra maldecía, así que la puse sólo con el “maldición” para no traer complicaciones.
[3] Aquí decía “Bachelor” y es “Título de Grado”. No sé si comprenden.
[4] Hace referencia a dejarlo de lado, o no decirle nada.
[5] Muestra de afecto pública. (Las siglas están en inglés)
[6] Una Ball Buster es una mujer (cariñosamente llamada puta) que sólo habla de sexo. O algo así. ¡Urban Dictionary, te amo!
[7] Honey se traduce como cariño. De ahí el juego de palabras.
[8] “¿Está embarazada?” Es lo mismo. O, bueno, quizás no.
[9] Quiere decir que su padre no estaba contento de verlo (como si lo estaba Bella).